Cuando vi los dibujos de los niños en La Madrid, inmediatamente recordé a Francoise Minkowska y su colección de dibujos de niños judíos que padecieron la ocupación alemana durante la última guerra. Esos dibujos muestran que el niño que ha vivido la guerra dibuja mucho casas frías, estrechas y cerradas. Bachelard afirmaba: Pedir al niño que dibuje una casa, es pedirle que revele el sueño más profundo donde quiere albergar su felicidad; si es dichoso, sabrá encontrar la casa cerrada y protegida, la casa sólida y profundamente enraizada. En ciertos dibujos es evidente, decía Balif, que hace calor dentro, hay fuego, un fuego tan vivo que se le ve salir de la chimenea. Cuando la casa es feliz, como la dibujó paradójicamente Anabel González en La Madrid días después de la inundación, el humo juega suavemente encima del tejado. En cambio si el niño es infeliz, el dibujo de la casa muestra esa angustia. Estas investigaciones devinieron en uno de los test proyectivos gráficos más populares: el HTP (House Tree Person – Dibujo de una casa, Árbol y Persona), es decir que la persona, a través de su dibujo, proyecta aspectos de su personalidad que el psicólogo interpreta. El dibujo de la casa proporciona información sobre la imagen de sí mismo, la casa representa la imagen de uno mismo. Esto me resulta particularmente interesante, o sólo como psicólogo, sino como desarrollador inmobiliario, la casa nos representa, debemos siempre tener en cuenta esto al momento de desarrollar proyectos inmobiliarios, la casa no es sólo cobijo y protección, sino que tiene una carga simbólica y emocional tan fuerte que al dibujar una casa uno proyecta su personalidad, la imagen de uno mismo. Bachelard sostiene que las imágenes de la casa marchan en dos sentidos: están en nosotros tanto como nosotros estamos en ellas. Para tomar dimensión del valor de la casa, les pido que recuerden su casa natal, su cuarto, su cama, vayan a la cocina, que abran las alacenas, sientan los olores de la casa, los ruidos, los silencios, a que velocidad pasaba el tiempo? que sensaciones tienen? Como ven la vida que tiene por delante? Están protegidos ahí? Acaban de entrar con su imaginación a su primer nido, su primer universo. Eso es la casa. Nada menos que eso. Nuestro primer universo. Rykwert, en La casa de Adán en el paraíso, sostiene que al momento en que Adán fue arrojado del Paraíso estaba lloviendo y para resguardarse de la inclemencia del tiempo, colocó sus manos sobre su cabeza. En ese preciso instante, comprendió la necesidad de construirse una vivienda. Esta explicación anecdótica de la necesidad de una casa, refleja como el refugio se transforma en una prolongación del mismo ser. La casa, el nido, es refugio, no sólo de las inclemencias del mundo exterior, sino también de la intimidad, de la subjetividad de cada uno. Esas casas inundadas, pero bañadas por el sol de la esperanza, con pájaros volando y llenas de calidez, nos indican que el dolor esta dando lugar a la esperanza en los niños de La Madrid, esperanza seguramente sostenida por una fuerza interior, la contención familiar, institucional y en las muchas muestras de solidaridad y afecto que el pueblo tucumano llevó a esta castigada localidad. La vivienda está inundada, el hogar está intacto.

Virgilio Raiden
Pte. Urban Group S.A